El 19 de julio de 1924, cientos de integrantes del pueblo Toba fueron asesinados por miembros de la Policía Montada y de Gendarmería. Cien años después, la herida sigue abierta.
La medida alcanza a una nómina de empleados y sus eventuales vínculos familiares, así como al detalle de eventuales proyectos para modificar su estructura y funcionamiento.